lunes, 21 de febrero de 2011

CRÍTICA: EL CISNE NEGRO

Aronofsky es un director con clara vocación de artista, autor…Tarea que es muy difícil de lidiar si quieres formar parte de ese mecanismo financiero que es Hoollywood, poco dada a apostar por proyectos que rezuman a obras de autor, pero en el presente caso parece ser que Aronofsky ha tenido el mérito (o la suerte) de encontrar su sitio siguiendo fiel a su estilo. No deja de ser curioso que una cinta que bebe de los Polanskis, Argentos, y demás directores transgresores de los años 70 haya recaudado a esta fecha 100 millones de dólares solo en EE.UU.  Algo está cambiando en la meca del cine o esta película tiene trampa.
“La obra no puede ser mejor que el artista”, esta premisa es una constante en la obra de Aronofsky, siempre obsesionado a lo largo de su filmografía a diseccionar la relación de sus personajes con su “obra”, como por ejemplo Mickey Rourke en “El Luchador”, Hugh Jackman en “La Fuente” que en muchos casos los llevan a la locura, al delirio, e incluso a la muerte. El artista y la obra, la obra y el artista…Da igual que sea un luchador de wrestling, o un científico que no puede aceptar la muerte de su amada. Los personajes de sus películas son torturados, se sienten solos, y son víctimas de los males de una sociedad que los ve  distintos, fracasados… Una medicina, un último combate, un último chute, el significado de Pi….El lago de los cisnes
Con el Cisne Negro, su director cierra de manera notable (que no sobresaliente) una serie de largometrajes que encierran en ellos todas las obsesiones de Aronofsky, y que El Cisne Negro recoge como si se tratara de un manual para entender el cine de su creador.
Pero esta película no solo es la película de Aronofsky, es la película de Natalie Portman, actriz que ya casi en su treintena da el salto absoluto al estrellato, de niña prodigio a mujer de éxito, de cisne blanco a cisne negro…Esta película no existiría si faltara alguna de esas dos piezas (director-actriz), ya que sostienen todo el peso del  proyecto. ¿Quién podía representar a esa brillante y casi angelical bailarina mejor que Portman?  La respuesta es harto sencilla. Nadie. Porque no hay una actriz que en cierta manera se parezca tanto a Nina. Natalie Portman, es tímida, inteligente, trabajadora…Una total outsider, que por más que la miras nunca acabas de conocer, y que siempre despertó entre el público masculino la curiosidad de conocer su “lado oscuro” (broma fácil si piensas en Star Wars), ya que siempre quisimos ver que se escondía detrás de ese rostro angelical, si podía ser “una chica mala”. Y aquí amigos Aronofsky lleva a la actriz al límite, no solo por las horas de entrenamiento y dietas que ha sufrido la actriz, sino en enseñarnos matices de su propia personalidad. El creador es Aronofsky la obra es Portman…Pero aquí la obra es mejor el artista. Portman devora a ritmo de Tchakovsky todo lo que le rodea, a su director, al resto del reparto, a la propia película…
Porque la cinta pese a que está maravillosamente dirigida es otra vuelta de tuerca a ese cine asfixiante que tan bien dirigió Polansky. Ya que el cisne negro podría ser perfectamente hermana de “Repulsión”. El personaje de Nina tiene miedo de su lado “más salvaje”, de una obra que duda que pueda ejecutar a la perfección, de su madre, de su sexualidad. La artista es presa de su obra, puede superarla, destruirla…Y todo se resuelve en un ascesis en forma de baile, donde la locura y la realidad se entrecruzan, donde el artista se convierte en su obra…Donde el director se desmelena…Y esto amigos ocurre desde el principio.
El Cisne Negro quiere parecer más compleja de lo que realmente es, y desde luego los espectadores más preparados no se sentirán sorprendidos por la “locura” del personaje de
Nina, pero si se sentirán maravillados por la hermosura de su formalidad y el pulso con el que dirige su director no desmerecedor de la intensidad del lago de los cisnes.

Por otro lado debemos de entender EL CISNE NEGRO como una metáfora de lo que es el cine, con sus virtudes y defectos, ya que no se me ocurre manera más bella de llevar la creatividad hasta límites insospechados. Ya que si hay algo que no conoce límites es el mundo de las ideas, la ficción, y desde luego que la presente cinta sobrepasa muchos límites, pero lo hace de una manera tan bella que es imposible apartar la mirada de la pantalla, por lo que el cisne negro es cine…
Puede que la perfección o la ejecución de la misma (tema del que trata de la película) sea una término tan ambiguo que muchos creemos que es imposible de alcanzar, por mucho que sea el empeño de quien trate de alcanzarla (como es el caso del director), pero Aronofsky y Portman al igual que Nina dan un salto mortal hacia ella, y aunque no lo consigan solo por el intento se merecen todos los aplausos.
                                                                                                                                                                       Valoración :7.4 sobre 10

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