CRÍTICA DE HANNA de Joe Wright. (2011)

Una vez que acaba la cinta te encuentras totalmente desubicado, agotado, desorientado…Como si empezaras a despejarte de los efectos que produce una droga de diseño (la música de los Chemical Brothers ayuda a tener esa sensación). Joe Wright lanza un puñetazo al estómago del espectador con esta cinta post-Bourne con una Saoirse Ronan totalmente entregada a esta fábula sobre la pérdida de la inocencia y la bienvenida a la pubertad, aderezado eso sí de balas, puñetazos, patadas, malos-malísimos germánicos, música tecno y una Cate Blanchett que sale airosa como siempre regalando otra interpretación impecable.

El problema de Hanna es que una vez pasan los primero veinte minutos la cinta ya te ha dado todo lo que te puede ofrecer, derivando en una espiral bizarra que lleva a su personaje por Marruecos, Córdoba (con beso lésbico incluido) y Berlín. Esta última la mejor ciudad del mundo para rodar una cinta de espías. Hanna es un ejercicio de estilo, al estilo de “Corre Lola Corre”, convirtiendo a esta cinta en una película muy europea en su planteamiento, o dicho de otra manera, es la cinta que menos esperas que vaya a salir de la meca del cine.

Hanna no deja de ser una rareza, un cuento de hadas mezclado con LSD, con escenas de acción maravillosamente ejecutadas y coreografiadas. Pero es fría, distante y como su personaje, una vez que se acaba la cinta tienes una sensación de nadería. Un tiro, un nombre, nada…Como los ojos de su protagonista, cristalinos en medio de la nieve.

Finalmente solo añadir que Eric Bana puede que sea el actor más desaprovechado y generoso del cine comercial de los últimos diez años. La película siempre gana con su presencia, nos da un calor que dura poco, pero que reconforta en medio de todo el bizarrismo que rodea a la propuesta de Joe Wright.  Bizarrismo eso sí, que merece todos los aplausos por la valentía de la propuesta.

Nota: 5.8/10