martes, 17 de mayo de 2011

CRÍTICA DE MIDNIGHT IN PARIS de Woody Allen (2011)


Woody Allen ha vuelto en su cita anual con una carta de amor total y absoluta a París, una de las ciudades más cinematográficas del mundo, y que en la cinta en sus primeros cinco minutos rinde homenaje a base de planos fijos. No solo porque toca hacer promoción de la ciudad porque ha puesto capital en la cinta sino porque Allen quiere contagiarnos de la belleza hipnótica de la ciudad. Una belleza de la que su protagonista Gil Pender (un quien lo diría notable Owen Wilson) siente amor, cariño, admiración y nostalgia por los años veinte de esa ciudad que fue cuna de artistas y genios en plena efervescencia creativa.

Allen siempre le han gustado los contrastes. Su protagonista pese a su situación acomodada y estar prometido con una bella y adinerada joven se siente un alma libre que debería haber nacido en los años veinte. En cierta manera el tema de la película podría ser “cualquier tiempo pasado fue mejor”, pero Allen sabe dar una conclusión lógica al usual inconformismo de los seres humanos de una manera tan natural que puede pasar desapercibido por el espectador ese factor “mágico” (también presente en la filmografía reciente de Allen) o situación “surrealista”  en la que se encuentra su protagonista.


Parte de los méritos de la cinta se lo lleva la formidable elección del casting, tanto los actores que encarnan a las personas normales (Michael Sheen de repelente no tiene precio) como los que interpretan a figuras tan destacadas como Hemingway (totalmente genial en cada una de sus apariciones) o Dalí interpretado por Adrien Brody, que realiza su mejor interpretación desde hace mucho tiempo (solo sale cinco minutos que valen más que todo lo que hizo después del PIANISTA). Así como Marion Cotillard, que en cada una de sus apariciones al igual que la ciudad en la que se desarrolla la acción, no puedes apartar la mirada de ella.


Es el mejor Allen visto en mucho tiempo. Desde Match Point no lo había visto tan en forma. Muchos presagiaban que al genio se le acabó la magia (algo coherente teniendo su edad y que realizar una película al año), pero estaban equivocados….

Midnight in Paris tiene todo lo bueno que puedes esperar de una comedia de Allen y nada malo de su filmografía. Una experiencia para soñadores, seductores torpes, magos, indecisos, depresivos…Y en definitiva para todos los amantes del cine y de la obra de Allen, que a ciencia cierta deben de ser los mismos.

POST: Impagable la escena de Owen Wilson con los surrealistas. Solo por esa escena merece la pena pagar la entrada.

POST 2: Es verdad, París es la mejor ciudad para pasear bajo la lluvia...


NOTA: 7.7/10

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