Aquí y ahora la condición humana se ve gris y aberrante, parece el continuo fracaso de la especie, lo mismo que ocurría en The Road, donde V. Mortensen tenía que lidiar con caníbales deshumanizados que querían comerse a su prole y a la postre, única razón para seguir peleando tras el suicidio de su mujer, incapaz de soportar esa nueva realidad de humanidad deshumanizada. Aquí, en el mundo real, vivimos esa involución del ser humano día a día, de un modo mucho menos revolucionario y radical que en las películas, pero atrozmente más real.
Humanos que no merecen esa condición lideran guerras entre carne inocente que va a ser descuartizada, sujetos avaros e inmisericordes amasan fortunas creando programas informáticos que terminan siendo llamados “redes sociales” y que reduce la realidad de millones de personas a meros inputs virtuales, desapegándose de la realidad y anulando sus apetencias de superación vital. (Vid. El Rey de Escocia, La Red Social).
Cada vez somos menos humanos y menos animales, cada vez nos transformamos más en un tercer género, un género idiotizado y carente de sentidos reales. Somos género de una involución permanente (Vid. Trainspotting) que nos lleva a una animalización del ser humana controlada por las corporaciones empresariales virando desde el género humano, hasta el género cliente, una deshumanización que confunde al humano con la máquina, dotando a su vez a la máquina de humanidad. Todo nos aboca a un futuro de humanos clientes y máquinas humanizadas por mera mímesis (Vid. Wall-E).
La condición de lo intrínsecamente humano se pierde, si bien es rebatible la idea de lo puramente humano, para Kubrick, probablemente el ser humano más auténtico fuera su “Barry Lindon”, auténtico canto de lo concupiscible, para otros, lo humano es la muerte, la brutalidad y la capacidad de amar tomando decisiones letales por el bien de la comunidad (Vid. Apocallypse Now Redux). Para otros lo humano es lo sublime, lo tendente al éxtasis, lo que permanecerá tras nuestras muertes (Vid. El Tormento y El Éxtasis).
Ahora, tras pensar y repensar todo esto, veo a los sujetos todavía más grises y vacíos, totalmente abocados a la superficialidad de sus vidas. Triste.
Hay mucha gente con valores muy humanos...el cine es cine, la realidad es otra cosa muy distinta...Otra cosa es que te dejes llevar por lo que ves o lo que oyes y seas un borrego más del rebaño...
ResponderEliminarSeamos más optimistas y las cosas irán mejor...que si nos ponemos todos en fase gris...murámonos y acabemos ya con esto...